viernes, 17 de abril de 2015


El docente por competencia perfil idóneo  para las exigencias de la sociedad actual






Los cambios ocurridos en la actualidad, coloca a todas las instituciones educativas en un período de debate y reflexión, impulsando a reformarse y adaptarse a las nuevas demandas y exigencias de la sociedad, así como de sensibilizarse en el compromiso que el docente debe asumir en nuestra sociedad, tomando en cuenta los cambios y transformaciones permanentes.
Es importante destacar que la sociedad actual está sometida a cambios acelerados que plantean continuamente nuevas problemáticas, exigiendo de esta manera aun más. Por ello resulta imprescindible que el docente este continuamente  informado y cada día en su práctica educativa se moldee y asuma paradigmas y compromisos que exigen el que hacer de la docencia.
Por ello es imprescindible que el docente se forme y se transforme y pase de un perfil  tradicional a un perfil por competencias El educador concebido desde esta óptica debe despertar el interés por aprender, cómo aprender y mantener al día los conocimientos, bajo las competencias se definiría al docente como aquel que posee la  autonomía, de asumir responsabilidades, de trabajo en grupo y capacidad de aprender a aprender.

La sociedad a lo largo de la historia ha tenido una imagen diferente de educador y su labor pedagógica y esta se enmarca en cada periodo histórico y a medida del tiempo mayor es las exigencias,  por lo que  Bar (1999) plantea que la sociedad del futuro exigirá al docente enfrentarse con situaciones difíciles y complejas: concentración de poblaciones de alto riesgo, diversificación cultural del público escolar, grupos extremadamente heterogéneos, multiplicación de diferentes lugares de conocimiento y de saber, acceso a puestos en forma provisoria, rápida y permanente evolución cultural y social, especialmente en los jóvenes en quienes existe la sensación que no hay futuro y una suerte de pérdida del sentido del saber o el aprender.

Por lo tanto es necesario  desarrollar una ciudadanía que se adapte  al mundo contemporáneo, es necesario que un profesor sea a la vez: persona creíble, mediador intercultural, animador de una comunidad educativa, garante de la Ley, organizador de una vida democrática, conductor cultural, intelectual.
En relación con las nuevas competencias profesionales del docente, Braslavsky (1998), afirma que los profesores que trabajen actualmente y que deseen persistir en roles vinculados a la mediación con los conocimientos en proceso de proliferación deberán tener competencias vinculadas con "la resolución de los problemas o desafíos más coyunturales, a las que denomina "pedagógico " didáctico" y "político "institucional", vinculadas con desafíos más estructurales, denominadas "productiva e interactiva" y vinculadas con procesos de especialización y orientación de su práctica profesional, denominada "especificadora". (p 27)

A su vez el docente deben saber: Planificar y conducir movilizando otros actores, adquirir o construir contenidos y conocimientos a través del estudio o la experiencia. Identificar los obstáculos o problemas que se presentan en la ejecución de proyectos u otras actividades del aula. Seleccionar diferentes estrategias para el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje, Hacer, disponibilidad para modificar una parte de lo real, según una intención y por actos mentales apropiados

Para que los docentes alcancen el perfil por competencia es necesario implementar dispositivos de formación y entrenamiento que los comprometa a aumentar sus capacidades de observación, de agudizar prácticas reflexivas, de fortalecer el sentido de su propia capacitación, de desarrollar inteligencias múltiples, de atender a los valores.

En este sentido para ser un docente con competencia no solo basta con saber hacer sino que se requiere saber ser y actuar holísticamente como sujeto que hace parte y se integra a la realidad que se requiere comprender. Por ello a continuación se mencionan las competencias propuesta con las que debe contar el docente entre ella se puede mencionar las competencias intelectuales referidas a lo cognitivo, lógico, científico, técnico y pedagógico didáctico la cual permiten crear y recrear estrategias para el desarrollo del proceso enseñanza aprendizaje, tiendo dominio del contenido, del grupo de saber cómo hacer llegar  el conocimiento a través de la didáctica. Luego se señalarías las competencias sociales estas son las competencias interactivas que involucran los procesos sociales, afectivos, éticos, estéticos y comunicativos, la tolerancia, la convivencia, la cooperación y la capacidad de asociarse, negociar emprender y concretar proyectos, la actitud y la ética del docente. Otra competencia seria la competencia intrapersona esta se constituiría por conocerse así mismo y de estar consiente de sus emociones, sentimientos y control sobre sus procesos cognitivo y por último seria la competencia productiva, esta se refiere a que el  docente debe estar abierto o inmerso a los cambios para orientar y estimular el aprendizaje, contribuiría a la capacidad de aplicar los conocimientos fundamentales de los sujetos y la institución y de esta manera actuara en consecuencia a la realidad pedagógica.

Es importante señalar que el proceso de cambio de perfil del docente tradicional al perfil basado en competencia, conduciría a lograr transformaciones que favorezcan su vinculación con la sociedad con responsabilidad y eficacia, y de esta manera se contribuiría a promover estudiantes investigadores que se sitúen en la escuela, currículo y pedagogía en sus contextos socio histórico y sean capaces de resolver los conflictos en su entorno.

En este sentido es necesario señalar que existe consenso entre los expertos respecto al perfil profesional que deben tener los docentes en la sociedad de las próximas décadas:

  • Actitud democrática, convicción de libertad, responsabilidad, respeto por todas las personas y grupos humanos.
  • Principios éticos sólidos expresados en una auténtica vivencia de valores.
  •  Sólida formación pedagógica y académica.
  • Autonomía personal y profesional.
  • Amplia formación cultural con una real comprensión de su tiempo y de su medio que le permita enfrentar con acierto y seguridad los diversos desafíos culturales.
  •  Capacidad de innovación y creatividad.
Se pretende que docentes y alumnos en situación mutua de aprendizaje orienten sus capacidades cognitivas y sociales al ejercicio de dar sentido a la sociedad. Los contenidos curriculares dejarán de ser fines en sí mismos para transformarse en los medios necesarios para alcanzar esas capacidades que entrenan en el análisis, la inferencia, la prospección, la solución de problemas, el aprendizaje continuo, la adaptación a los cambios, la proposición de valores favorables a la intervención solidaria en la realidad.
Para que los docentes alcancen las competencias y perfil enunciado es necesario implementar dispositivos de formación y entrenamiento que los comprometa a aumentar sus capacidades de observación, de agudizar prácticas reflexivas, de fortalecer el sentido de su propia capacitación, de desarrollar inteligencias múltiples, de atender a los valores.

La forma en que conocemos y cuánto y cómo aprendemos sin lugar a dudas está cambiando. Pasamos a otro paradigma sorteando una serie de problemas. Será necesario entonces, diseñar planes abarcativos para la formación de competencias a través de: programas de capacitación y perfeccionamiento adecuados a los requerimientos del sistema educativo, de las instituciones y personales; programas de descentralización con mayor responsabilidad de los profesores ante las comunidades que atienden, el establecimiento de incentivos tanto profesionales como salariales para motivar un buen desempeño laboral, vinculando las gratificaciones, los ascensos y el reconocimiento público al desempeño.
Para reconstruir la profesión docente que la sociedad del siglo XXI necesita, tenemos que aceptar el desafío de ampliar el horizonte cultural e intervenir activa y comprometidamente como ciudadanos en el mundo que nos toca vivir.


En fin habrá que educar, como afirma Daniel Filmus (1996, para la consolidación de la identidad nacional, para la democracia, para la productividad y el crecimiento, la integración y la equidad social. Alcanzar el perfil y las competencias profesionales que se desencadenan a partir de cada uno de estos ejes, en un contexto institucional educativo específico para liderar los procesos, constituirá el principal reto en las próximas décadas.






El sujeto docente y su compromiso sociopolítico

Ahora bien de pues de aunar sobre el docente por competencias, esto nos permitiría establecer cuál sería su verdadero compromiso, que tan importante es él para la sociedad, pues, al decir que este profesional  no solo debe saber hacer si no también saber ser, con una gran responsabilidad de asumir compromisos que impacten a la comunidad, se relacione con este entorne y busque resolver problemas y educar a sus estudiantes para que estén preparados en que asuman las responsabilidades y de esta manera solventa cualquier situación que se les presente, ya que estos serian sujetos que han adquirido habilidades y destrezas que les permiten emplear la creatividad, innovación, por los que ayudaría a sentirse relacionados y se considerarían como elementos fundamentales para que surjan cambios que sean de vital importancia para que se genere un mejor calidad de vida dentro de la misma población.
Es imprescindible señalar que el docente no solo debe tener un compromiso social también, debe tomar una postura política, es decir no ser político pero si generar política dentro del proceso educativo ya que,  por medio de esta buscar cambios o transformaciones educativo revisando continuamente su práctica pedagógica, eso sí sin miedo alguno, ya que es preferibles hacer algo que quedarse en casa a no hacer nada. Todo acto educativo, es un acto político, por lo que el sujeto docente se obliga dentro de su ética se humanista y democrático y justo si realmente se quiere que el ser humano viva en un más humanista.
            Por lo tanto es importante decir que  todo acto educativo tiene naturaleza política (como todo acto político posee naturaleza educativa), está cargado de ideología, de valores. Por debajo de cualquier práctica educativa se halla un proyecto social del que podemos ser más o menos conscientes. Es nuestra obligación, es nuestra responsabilidad, preguntarnos cuál se esconde detrás de nuestras acciones educativas cotidianas: para qué educamos, a favor de qué, en contra de quién, en defensa de qué intereses, en oposición a qué ideologías. Y si nuestra respuesta es: “educamos para el logro de una sociedad auténticamente democrática, para la instauración de una verdadera justicia social”, quizás nos interese echar un vistazo a la propuesta que nos hace este insigne pedagogo brasileño, este alma mater de toda la pedagogía crítica, que es Paulo Freire, quien nos recuerda el compromiso político y social que tenemos como hombres y mujeres mucho más en nuestra faceta de educadores por la consecución de un mundo mejor.
            Es necesario el cambio y so solo querer si hacer, el docente en su trabajo educativo debe buscar una educación liberadora humanista, el docente, en imprescindible el dialogo del docente con el estudiante y o solo de contenidos sino también de cómo genera cambios, y contribuir a formar ciudadanos con pensamiento crítico y responsables.
            Dentro del perfil docente este debe ser democrático donde desarrolle las capacidades de Humildad, amorosidad, valentía, tolerancia, decisión, seguridad, tensión entre paciencia e impaciencia y alegría de vivir. No pocas, no fáciles de conseguir, no cómodas en muchos casos, pero, ¿quién dijo que la empresa democrática fuera una tarea sencilla?. Freire entiende estas cualidades como predicados que se van generando en cohesión con la opción política de naturaleza crítica del educador
            Dentro de la educación no solo se debe preocupar por el docente como elemento democrático si no también a todos los miembros de la comunidad educativa, obreros, administrativos, cocineros, porteros, vigilantes representantes, generar con todos estos elementos una verdadera educación democrática y liberadora ya que nos permitiría abrir debates para mejorar curriculum y de esta manera descubrir cuál es la verdadera necesidad que tenemos como queremos que sea la formación de los estudiantes y que queremos lograr como individuos plenos que generen cambios dentro de la sociedad.

Reflexión

Cambiar es difícil pero es posible, tal es uno de los mensajes fundamentales del pensamiento de Paulo Freire, proposición constantemente repetida en su última obra, Pedagogía de la Indignación. A partir de este saber fundamental, hemos de programar nuestraacción político-pedagógica, no importa si el proyecto con el cual nos comprometemos es de alfabetización de adultos o de niños, si es de acción sanitaria, si es de evangelización, si es de formación de mano de obra técnica. Y no basta con querer sino que hay que actuar por lo cual hemos de pensar en las estrategias que mejor nos ayuden a cumplir nuestros objetivos. Quizás no podamos de la noche a la mañana transformar la sociedad en nuestra utopía, quizás no podamos expulsar de un golpe toda la corrupción y las miserias que invaden nuestro planeta, pero ello nunca puede ser óbice para paralizarnos, para pararnos, para derrotarnos. Empecemos por lo cercano, por el ámbito local, por el más próximo, y ya estaremos sembrando una semilla que más tarde dará sus frutos. De hecho, él piensa que la formación de nuestros educandos es uno de los caminos de los que disponemos para ejercer nuestra intervención en la realidad a corto y largo plazo. Preocupémonos de que sean críticos, de que tengan ganas de luchar por un mundo mejor, de que no incurran en el engaño del fatalismo, del fin de la historia, de la aceptación de una realidad inmóvil, de un futuro predeterminado. Es necesario abrir caminos dentro de lo posible, sin caer en idealismos abstractos y sin rechazar espacios de lucha, por muy pequeños que nos parezcan. En todo momento sólo podemos hacer lo históricamente viable.



Autor: Ana Rodriguez





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